Este parque nacional se encuentra a unos pocos kilómetros de Libreville, la capital del país. Esta zona de baja altitud está dominada por 35.000 hectáreas de manglares marinos relativamente intactos, bosques pantanosos y sabanas herbáceas que son un lugar de anidación para las aves migratorias, entre las que se incluyen entre 35.000 y 40.000 ejemplares de aves limícolas paleárticas. Es un importante lugar de alimentación para tortugas marinas que están en peligro (Lepidochelys olivacea y Dermochelys coriacea), constituye un refugio para aves como el correlimos chico (Calidris minuta), el chorlito gris (Pluvialis squatarola), la especie endémica Apalis flavida y el bubú bicolor (Laniarius bicolor), y es un hábitat y un lugar de reproducción destacado para crustáceos y peces tales como el pez bonga (Ethmalosa fimbriata) y el mújol (Mugil cephalus). Los aportes de las bahías de Corisco y Mondah y las abundantes precipitaciones anuales que alcanzan los 3.300 milímetros hacen que la región esté permanentemente sumergida. La vegetación resultante regula el caudal de los ríos, garantizando la estabilidad del sitio. Las comunidades locales de las etnias Fang, Benga y Sekiani se benefician de la pesca, la agricultura, la caza, el turismo y otras actividades de recreo. Las principales amenazas se derivan de la sobreexplotación de los manglares (especialmente por su madera), la sobrepesca, el turismo incontrolado dentro del sitio y la creciente urbanización de la zona. Actualmente se está preparando un plan de gestión para el parque nacional que podría aportar soluciones. La proximidad del parque a Libreville le permite jugar un papel destacado en la educación ambiental y el recreo.