Esta laguna costera se encuentra al sur de Martinica, en el archipiélago de las Antillas Menores, junto al canal de Santa Lucía. Las aguas que entran en la laguna, procedentes del Océano Atlántico y del Mar Caribe, crean características ecológicas particulares que favorecen la existencia de poblaciones acuáticas variadas y abundantes. El sitio es la última parada de muchas aves provenientes de América del Norte, antes de atravesar el canal de Santa Lucía. Los manglares constituyen una zona de alimentación para muchos invertebrados y otras especies marinas, como la anguila americana (Anguilla rostrata), en peligro de extinción, y la especie vulnerable Oreochromis mossambicus o tilapia de Mozambique. Entre los siglos XVIII y XX, la región solía ser importante para la subsistencia local debido a su producción y explotación de sal, lo que le dio el nombre a la laguna. Además de diversas amenazas relacionadas con la escorrentía de pesticidas y otros contaminantes, el turismo se está convirtiendo en un problema, ya que en el sitio se encuentra una de las playas más populares de Martinica. Se está elaborando un plan de restauración a partir de 2023.