Este parque nacional es una de las zonas de mayor tamaño y mejor conservadas de pantanos y turberas naturales en la región biogeográfica continental. Comprende varios tipos de zonas pantanosas, comunidades vegetales de gramíneas del género Poa, bosques de alisos y algunas tierras de cultivo. El río Biebrza, que discurre a través del sitio, tiene varios meandros activos y abandonados en distintas etapas de sucesión, que proporcionan una gran variedad de hábitats. La zona acoge a un gran numero de especies raras, endémicas y amenazadas, entre las que figuran taxones raros como la polilla Catocala pacta, el sapo vientre de fuego europeo, la nutria, la rata almizclera, el lobo y el alce, para los cuales esta variedad de hábitats es esencial. Además, numerosas aves acuáticas migratorias utilizan el humedal como lugar de alimentación, descanso, muda y reproducción. Las praderas con flores proporcionan alimento para animales silvestres reproductores e insectos, que además polinizan los cultivos cercanos. La zona también es valiosa para las poblaciones humanas, ya que en el parque y sus alrededores hay más de 600 kilómetros de zonas para correr y hacer piragüismo, ciclismo y senderismo así como senderos educativos equipados con pasarelas, torres y plataformas de observación. La población local también obtiene ingresos adicionales mediante la recolección de hierbas y frutos. La zona tiene algunas amenazas crecientes, tales como el dragado, la canalización, la gestión del agua y las especies exóticas invasoras. Actualmente se está preparando un plan de gestión.