Este pantano poco profundo en el límite noreste de Kénitra es el último remanente del otrora gran humedal de la llanura del Gharb. Situado en la desembocadura del Oued Fouwarate, un afluente del bajo Oued Sebou, sirve como hábitat vital de aves acuáticas durante todo el año. Más de 60 especies utilizan el sitio como zona de nidificación, descanso e invernación; durante los meses de migración e invernación, las poblaciones superan las 20.000 aves. Contribuye a su alto valor de conservación la presencia de especies poco comunes y amenazadas, entre ellas, la malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala), la cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris), el porrón pardo (Aythya nyroca), la focha cornuda (Fulica cristata) y la zarapita real (Numenius arquata). En los años 1990, el sitio estaba casi seco y gravemente deteriorado, pero las mejoras hidrológicas a principios de los años 2000 restauraron la vegetación acuática que actualmente cubre hasta el 30 % de la superficie y proporciona un hábitat esencial para el anidamiento. Los árboles dispersos de tamarisco, acacia y eucalipto fomentan aún más la diversidad biológica del Sitio. A pesar de la riqueza de biodiversidad biológica y salvo su designación como Sitio de Interés Biológico y Ecológico, el pantano carece de una protección jurídica sólida. Su ubicación periurbana hace que sea vulnerable a la pérdida de hábitat debido al drenado y rellenado, el crecimiento urbano y la contaminación. No obstante, tiene potencial para ser aprovechado para la educación ambiental y el turismo sostenible, lo que podría sustentar iniciativas de conservación.